martes, diciembre 05, 2006

¿Comunicar o conectar?

Cuáles son las reacciones de un televidente frente a un comercial corriente de TV: frunce el ceño, apoya su barbilla en el espacio que se extiende entre el dedo índice y el pulgar, se le escapa una leve sonrisa de gracia o dramática incredulidad, suspira de cansancio, cabecea, se levanta por una chuchería o ejercita su pulgar con el control remoto.
Es evidente que las ejecuciones de los comerciales de televisión tradicionales no logran representar contenidos que generen en el televidente algo más que profunda pereza.
Exposiciones trilladas de los mecanismos de funcionamiento, bondades del producto, ofertas, personas cantando en momentos insólitos, soluciones milagrosas a momentos exagerados, son los elementos con los que las marcas de hoy pretenden generar lealtad, comprometer al consumidor y lograr que éste “sea” la marca. Se ha descrito la “fórmula para el éxito”



Ahora bien, cuáles son los elementos que mueven la fibra del ser humano y lo hacen vibrar; reír a carcajadas; llorar de frustración, furia o alegría; gritar de euforia ¿qué despierta su adrenalina? ¿Qué lo emociona y desborda su pasión?
Las respuestas son ilimitadas: el cine, la música, la familia, sus sueños, el tequila, sus amigos, el deporte y la lista nunca se acaba.
Los recursos son inagotables y, de hecho, eso son, recursos con los que las marcas pueden integrar su comunicación y enfrentar al consumidor con contenidos capaces de llegar tan al fondo de su identidad que se sientan comprometidos con ellas.
Es fundamental partir de un conocimiento holístico del consumidor que brinde las herramientas para tocar la tecla indicada en el camino para el “engagement”.
Estamos frente a un consumidor que consume más percepciones que productos y esa percepción la define la comunicación, con tan sólo mostrar productos no es suficiente. La comunicación de la marca debe formar parte integral de la identidad del consumidor, mezclarse con sus creencias y abordar sus pasiones para lograr una conexión más allá de lo racional.
Comencemos a ver frente al televisor un consumidor interesado, muerto de risa, conmovido, asustado, que compara con su vida, con los ojos aguados, un consumidor impresionado y sorprendido…

Un primer acercamiento se logra cuando se conoce tan bien al consumidor que, a través del humor se genera identificación inmediata...





El mayor triunfo se alcanza cuando la marca logra ser vocera de una pasión...







Cada vez más el consumidor evade la publicidad, la tecnología ofrece nuevos mecanismos para esquivarla; mientras no seamos capaces de convertir la comunicación de las marcas en contenidos que conecten al consumidor los esfuerzos en publicidad dejarán de ser efectivos.
Diana Meinhardt

1 comentario:

Anónimo dijo...

ME PARECE EXCELENTE TU COMENTARIO Y COMO ESTA EXPUESTO!! ERES UNA GRAN PUBLICISTA Y UNA CHICA MUY LISTA!!!

FELICIDADES DESDE BARCELONA!