Siempre he sentido mucho gusto por que la gente se ponga a pensar las cosas. Me interesa más dar qué pensar que ofrecer respuestas fáciles; en ocasión anterior quise dejar la inquietud de cómo llegar a contactar a un consumidor furtivo y no expectante y cómo hacer de la tecnología una herramienta para que nuestra marca le seduzca; pues bien, esta vez quisiera ofrecerles una serie de datos bien interesantes y por supuesto, dejarle la incógnita a todos aquellos visionarios de la publicidad que puedan estar interesados en el tema.
Esta vez me mandaron por correo un artículo publicado en adlatina.com (30/3/07), en el que se hace referencia a una conferencia dictada por una señora muy famosa llamada Ana María Olabuenaga, quien es
En su participación reveló una serie de escalofriantes datos (escalofriantes para nosotros los hombres) según los cuales el 85% de todo lo que se vende en el mundo lo compran mujeres, y, además, son influenciadoras de compra de un 10% adicional; hagan el cálculo del dinero que movilizan… Señala además que compran 75% de las medicinas, 50% de los carros en EEUU y el 87% de la ropa interior MASCULINA, si no me creen pregúntenle a los casados y a los hijos de mami.
Si nos desviamos un poquito del tema podremos llegar a preguntarnos el por qué aún el hombre es tratado como mayoría y por que aún creemos que somos nosotros los hombres quienes realmente ostentamos el poder, pero no tengo ningún interés en destapar semejante Caja de Pandora filosófica en este Blog (es una puerta que debe quedar cerrada), quizás si algún día se me pide colaborar en el Blog de Vanity Fair lo haga para ver que resulta.
En su aporte a la conferencia, la señora Olabuenaga explicaba las razones por las que las mujeres son especialistas en compras, y entre ellas hay elementos fisiológicos y evolucionistas muy interesantes; pero para los efectos de esta reflexión me quedo con un tópico que dejó suelto: a juzgar por los indicadores de ingresos cada vez más igualitarios intergenéricamente, de que demográficamente son más las mujeres que los hombres, que viven más que nosotros (tienen más años de vida para comprar), que cada vez se preparan mejor académicamente que nosotros, que cada vez hay más directoras de empresas que directores, y que, además lo compran todo (salvo la cerveza, el hielo y la carne de la parrilla); necesariamente llegará un momento en que la publicidad tendrá que ser dirigida fundamentalmente a ellas (si es que no lo hace ya); el tema está en que ¡cada mujer es un mundo diferente!.
A quienes nos gustan las chicas sabemos que no hay cosa más difícil que saber qué piensan, nos es imposible descifrarlas, entenderlas, ni pensarlo… Así que, estimados camaradas de la legión de hombres de la publicidad, hay que empezar a comprender cómo hablarle a las mujeres para ser elegidos por ellas, cómo hacer que prefieran nuestras marcas y no las de la competencia. Tenemos que descifrar cómo discriminan entre nuestros clásicos Ovejita y los Calvin Klein, y de allí partir para lograr seducirlas con nuestra comunicación y que se queden con nosotros para siempre. Me atrevería a afirmar que en la comunicación de marca no aplica eso de “billete mata galán”; aquí si va a importar mucho la “labia” compañeros…
Pero como Dios aprieta pero no ahorca, la señora buena señora Olabuenaga (a quien ya muchos deberíamos temer) nos ha dado un tip que aplica tanto para la vida diaria como para la comunicación de marca: si a los hombres hay que premiarnos el esfuerzo de ser exitosos divirtiéndonos y no exhibiéndonos, para que una mujer prefiera nuestros productos y no los demás, hay que conectar con ella, entenderla y jamás preguntarle qué quiere. Suena fácil, no?
Pues ahí está lo que me honraría que resolvieran esta vez, si lo logran avísenme por favor, pero si se desesperan buscando la respuesta, reconfórtense con una frase que alguna vez leí:
“Las mujeres fueron hechas para amarlas, no para entenderlas”
Paz en el mundo.
2007 Big Pappa
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